(Por Bernardo Olivera)
José, joven en quien Dios se confió,
esposo de nuestra Madre Virgen, María:
¡dame parte, en la intimidad, de tu secreto!
Silencioso y oyente,
servicial y presente.
El de ojos admirados,
deseos confirmados,
corazón inflamado,
brazos arremangados.
Justo esposo creyente
y fiel padre obediente.
Por la soledad de tus noches
y la solidaridad de tus días,
acógenos en María
y nombra a Jesús en mi vida.
Amén
esposo de nuestra Madre Virgen, María:
¡dame parte, en la intimidad, de tu secreto!
Silencioso y oyente,
servicial y presente.
El de ojos admirados,
deseos confirmados,
corazón inflamado,
brazos arremangados.
Justo esposo creyente
y fiel padre obediente.
Por la soledad de tus noches
y la solidaridad de tus días,
acógenos en María
y nombra a Jesús en mi vida.
Amén